martes, 5 de febrero de 2013

¿ Te tomarías como ejemplo?


     En un mundo donde nos hemos acostumbrado a juzgar en cada oportunidad, a tener opinión de todo incluso sobre lo que desconocemos, a identificarnos con nuestras ideas para terminar siendo esclavos de ellas, puede que se nos haga difícil encontrar algún tipo de práctica, guía o mapa para saber si quienes estamos siendo, somos realmente quienes quisiéramos ser.
Es decir, si nuestras elecciones se ven dignificadas por nuestras acciones reales.
    
Y la falta de brújula puede condenarnos a la desorientación en nuestros diversos ámbitos afectivos o laborales,  ocasionándonos inconvenientes en nuestros distintos roles como padres, hijos, hermanos, esposos, novios, amigos, jefes,  colaboradores, colegas, competidores, etc.
 
Una orientación que considero muy sencilla y que me resulta de una atractiva utilidad, consiste en ser observador de mi propio comportamiento evaluando si el mismo representa el ejemplo que quiero de mí.
 
¿El que está actuando en el rol que sea -jefe, padre, amigo, hermano, etc. -es la persona que realmente quiero ser, y el ejemplo que otros quisiera encontrarán en mi?

¿Soy un buen ejemplo de mi mismo?
 Quizás una simple pregunta, pueda resultar esa guía que a veces nos cuesta encontrar
(*)¿Sería capaz de trascender la inmediatez de los tiempos que le tocaba vivir, de honrar sus propias creencias, de ser fiel a sus valores, de no temer al ridículo, de usar la mente y el corazón sin importar lo que pudieran considerar los demás, de animarse a librar las batallas que tenía pendientes? ¿Encontraría la forma, el camino, una luz a la cual seguir.
            ¿Podría convertirse en el héroe de ser quien realmente quería ser, pagando los costos que tal elección pudiera traer aparejados? ¿Cómo hacer para escapar de la vulgaridad, del marketing sin valores —que masifica hasta nuestros gustos y preferencias, que nos arrastra como una marea al consumo sin elección—, del deseo constante nacido de necesidades impuestas?
            ¿Cómo dar la vida por algo más grande que uno mismo?
(*)Párrafo extraída del libro Al Disipar La Neblina. Autor Carlos E. Montoto Editorial Almaluz.

8 comentarios:

  1. Carlos, cómo estás?
    No podría responder de manera simple esta pregunta pero extiendo tu invitación para comentar en general sobre las entradas de tu blog: perseguir el propósito de alentar a la toma de conciencia y al encuentro del sentido.
    Es un gusto saber que alguien más está trabajando para el mismo fin: construir el mundo en el que nos hubiera gustado nacer.
    Un abrazo!!
    Nora

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  2. ¡Hola Carlos!

    Me ha encantado tu nuevo post.

    Me dejas pensando y replanteándome muchas cosas. Gracias!

    Abrazo,

    Aída.

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  3. Pareciera que no, siempre hay brechas entre lo que somos y lo que queremos ser, y para colmo tanto una como otra dimensión van cambiando de lugar. Sólo podría tomarse como ejemplo quien hubiera agotado toda diferencia entre la propia percepción del ser y de querer ser? Algo tan engañoso como inevitable ya que usualmente somo "bastante prisioneros" de cómo vemos el Mundo. Lindo tema Carlos. Un abrazo, siempre.

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  4. Buena reflexión! Y sumamente difícil de llevar a la práctica todo el tiempo. Sin embargo el plantearse la inquietud y reflexionar sobre ello nos pone en perspectiva. Yo en lo personal intento hacerlo cada día en los distintos ámbitos o roles y a veces se puede y otras no. Al día siguiente a comenzar de nuevo...Hay que poder tomarse tiempos para aquietarse, observarse, observar, discriminar.

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    1. Horacio, mil gracias por tu aporte suma como siempre desde hace más de 30 años. Abrazo enorme. Carlos.

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  5. Muy buena reflexión. Impecable como siempre. Tema para tener muy en cuenta!

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